sábado, 5 de noviembre de 2016

2017 y el nuevo pacto: ahora el petróleo eres tú

La tendencia dominante se plasma de manera cada vez más clara. Con todo y que es arropada por la circunstancia política, lo esencial se evidencia. Lo principal se impone tras la política, pero cubre lo fundamental: el ajuste económico más criminal que haya sido aplicado contra el pueblo venezolano en toda su historia. Esta circunstancia pone al orden imperante en peligro.

En su oportunidad, el pacto de Punto Fijo se hizo obsoleto. Fue sustituido por una nueva forma de dominación. Un nuevo pacto se fue coagulando en partes. Un primer momento se evidenció en el financiamiento de la campaña de Chávez por el Banco Provincial y la apertura de los medios a una candidatura para salvar las relaciones sociales imperantes. Una segunda etapa, luego de 2002, cuando parecen reencontrarse tras sufrir un divorcio, con luto y demás. Cisneros, que hasta a marchas asistió contra Chávez, negoció tan bien que copó el espacio dejado por Rctv. ¿El mediador?: EEUU. Shannon nos lo hizo recordar. Pero hoy, agotado el chavismo, parecen creadas las condiciones para otro pacto.

A eso conduce una política cuyos logros principales son haber abaratado el precio de la fuerza de trabajo, hasta convertirlo en el más bajo de Latinoamérica; y haber afianzado a Venezuela como seguro proveedor de petróleo y ahora, con nuevos rubros, hay la más firme disposición de afianzar ese camino.

¿Lo esencial?, cambios en la economía para seguir igual. Ante la crisis se requiere de un pacto. El espacio limitado de los medios, más acoplados al twitter y el mensaje corto, hace difícil explicar cosas imprescindibles de ser colocadas en el tapete de manera rigurosa, lo que parece requerir de más palabras. Dada esa limitación, casi en el lenguaje axiomático, podemos afirmar que la economía venezolana ha entrado en una nueva fase donde cabe una frase acuñada por mi amigo Gabriel Puerta según la cual, ahora el petróleo eres tú. Al menos para salir de lo más profundo de la crisis y sembrar una nueva cultura, se busca obtener los recursos para cubrir el presupuesto de ingresos vía presión tributaria. El nivel alcanzado por el despojo del bolsillo de los trabajadores es de tal grado, que el Gobierno se ve obligado a producir sucesivos ajustes salariales para atemperar la brusca caída de la demanda social. Para no perjudicar a los empresarios de la producción y la intermediación, se producen ajustes que buscan elevar un tanto la demanda y así estimular oferta.

Se convierte al obrero venezolano en fuerza de trabajo barata. Esto es, se alcanza una ventaja comparativa que pudiese atraer algunas inversiones productivas en la maquila y servicios, principalmente. Ya lo es, pero la profundización de esta política la haría de las más competitivas del planeta, más cuando la propia en China tiende a ser más cara dada la tendencia a aumentar su valor como resultado del incremento del mercado interno ante la caída del externo. La crisis mundial de 2008 y sus secuelas los obligan a elevar el precio de sus obreros para crear demanda ante la caída de sus exportaciones. Más bien ante un ritmo de crecimiento de sus exportaciones de menor escala. Por lo que deben ampliar su mercado interno.

Como señalamos en su oportunidad, la tragedia griega, resultado de la aplicación de un plan para que el Estado heleno se haga de los recursos para honrar la deuda, es remedada por la venezolana. Los griegos de hoy lo hicieron a su estilo: trágico. Los venezolanos con la parodia, otro género que nace con los helenos. De allí la crisis general que pone en peligro los cimientos de lo establecido, en verdad capitalismo dependiente, puro y simple, por más ropaje que le pongan para parodiar.

Esto es lo fundamental. Sin embargo, la diatriba política, el escenario del diálogo en medio de la estridencia verbal, lo opacan. Aunque es justo reconocer que el tal diálogo puede conducir a un nuevo pacto donde tirios y troyanos muestren su raíz helena, del mismo pozo pues, que los hermane en una estrategia para salvar el orden. Aunque dependerá de si la fuerza de las masas en la calle le dé otro tinte al diálogo, presionando a unos y otros, o que aparezca una alternativa que se cueza al calor de las luchas para cambiar de verdad a Venezuela y brindar un futuro de progreso, desarrollo y bienestar de su gente, y no de más de lo mismo.

Artículo publicado en Efecto Cocuyo

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